La industria alimentaria ha tenido grandes avances pudiendo ofrecer actualmente distintos tipos de leches que no sólo igualan los beneficios nutricionales de la tradicional leche de vaca sino que incluso los superan.

La intolerancia a la lactosa es una condición médica que ha venido incrementándose en los últimos años y consiste en que la persona no posee la suficiente cantidad de enzima lactasa en su intestino delgado, para digerir el “azúcar” natural de la leche de los mamíferos denominada lactosa, dando como resultado hinchazón abdominal, diarrea, vómito entre muchos otros desagradables y molestos síntomas.

Pero, ¿quién dijo que esto era impedimento para disfrutar de un buen vaso de leche, que además de deliciosa, aporta a nuestro cuerpo gran cantidad de nutrientes como calcio, fósforo, hierro, proteínas entre muchos otros?

Actualmente en el mercado y gracias a los avances en la ingeniería de alimentos, podemos encontrar los productos deslactosados que se han convertido en una excelente opción para las personas que sufren este problema. Y es que no se está hablando sólo de la leche líquida, también se puede encontrar yogurt, avena, queso, leche en polvo, leche de fórmula y hasta helado. A todos estos se les ha retirado la lactosa pero conservan todos sus nutrientes.

Adicional a las opciones anteriores, se encuentran las llamadas leches vegetales que han ido ganando poco a poco un posicionamiento en el mercado y en el gusto de los consumidores. Estas no contienen lactosa pero adicional a esto, tienen vitamina B, elevado porcentaje de grasas mono y polinsaturadas, beneficiosas para el corazón e ideales para personas con digestión lenta, colon irritable y problemas de estreñimiento. Dentro de las más conocidas está la leche de soya, una de las más antiguas, ideal para personas diabéticas ya que libera los azúcares poco a poco, además ayuda a reducir los niveles de colesterol, mejora la cicatrización y la hipertensión arterial. Otra opción excelente es la leche de almendras, muy recomendada para niños en edad escolar ya que por su alto contenido de potasio ayuda al desarrollo cerebral y muscular, además previene la osteoporosis y reduce el riesgo de cáncer de colon y por su alto contenido de vitamina B12 fortalece el cabello, las uñas y mejora la hidratación de la piel. Pero la lista no termina aquí, también está la leche de avena que reduce el colesterol, fortalece el sistema digestivo y es un excelente antioxidante; la leche de nueces rica en vitamina E, omega 3 y 6, zinc, magnesio y antioxidantes; la leche de arroz que además de ser muy nutritiva es baja en calorías y ayuda al sistema nervioso por lo que se le conoce como “la semilla de la serenidad”.

No existe excusa para privar a su cuerpo de la infinidad de beneficios que puede obtener con el consumo de este alimento, la leche o de sus equivalentes vegetales, Así que, dese el gusto, tome leche.

Por: Programa de Gastronomía – Isabel Cristina Arcila Quintero – Docente Colegio Mayor de Antioquia – isabel.arcila@colmayor.edu.co