lunes , 29 abril, 2024
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¿A quién no se le antoja una solterita?
El famoso y ancestral postre colombiano de color naranja, con crema y leche condensada, es una delicia que no tiene edad.

¿A quién no se le antoja una solterita?

Las solteritas son un postre tradicional de la cocina colombiana, con orígenes muy remotos en la repostería árabe. Un postre que ha realizado un largo recorrido, pasando primero por la cocina manchega en el centro de España, donde se le conoce como “Flores Manchegas” (Ávila Granados, 2003) las cuales se elaboran especialmente en la época de Semana Santa y son cubiertas con azúcar. En Noruega y Suecia se llaman “Rosette cookies” y la diferencia es que se elaboran con diferentes formas de molde y se preparan principalmente en las fiestas navideñas. (Pellegrinelli, s.f.)

El escritor de nacionalidad española Jesús Ávila Granados, en su trabajo “El libro de la repostería tradicional” cita que Miguel de Cervantes Saavedra en el libro El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha habla sobre unas hojuelas que se conocen como las flores manchegas; además dice que posiblemente la forma de flor en cruz puede deberse a la influencia que tenía en esta zona la Orden de Calatrava. (Ávila Granados, 2003)

Este postre llegó a América y se conoce en diferentes lugares, por ejemplo en México se le llama “Buñuelos de viento”, de diversos colores, son usualmente elaborados en las fiestas navideñas (Pérez, 2013).

En Colombia se le llama “Solteritas”, son de color naranja y se acompañan usualmente con una crema del mismo color bañada en leche condensada y ocasionalmente con coco rallado o maní triturado.

Son sus dos componentes: la galleta y la crema. La primera se prepara con harina de trigo, azúcar y colorante y se pasa por fritura para generar su textura crujiente. La crema, por su parte, contiene azúcar, zanahoria, ahuyama, fécula de maíz y mantequilla y se prepara a fuego lento para lograr esa suavidad que la caracteriza.

La solterita es una de esas golosinas que recuerdan nuestra niñez. Era un placer salir a descanso en la escuela y comprar por la reja una solterita con esa crema suavecita y mucha leche condensada y a un precio que estaba al alcance de todos. En nuestros barrios todavía sobreviven algunos vendedores ambulantes de este manjar y es común encontrarlos en las festividades populares de los pueblos de Antioquia.

La solterita, golosina o postre, es digna de ocupar un espacio en nuestra cocina tradicional.
Por:  Programa de Gastronomía I. U. Colegio Mayor de Antioquia – Estudiante Tecnología en Gastronomía – Sergio Esteban Zuleta López – fac.administracion@colmayor.edu.co

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